EAR psicólogos

29 de octubre de 2013

¿Cómo potenciar la recuperación de un deportista lesionado?: VISUALIZACIÓN.

En artículos anteriores comentábamos qué pasaba cuando un deportista se lesionaba y apuntábamos varias técnicas que permiten favorecer el proceso de recuperación. Hoy nos vamos a detener en una de ellas: la visualización.

 Pero ¿qué es la visualización?.

Es una habilidad cognitiva cuya función es elaborar representaciones de objetos, situaciones o actividades y reproducirlas mentalmente, incluso cuando han dejado de estar presentes. Por tanto, nos permite crear o recrear una experiencia en nuestra mente.

Si bien tiene un gran componente memorístico, nuestro cerebro es capaz de construir una imagen combinando distintas partes de la misma. En otras palabras, podemos crear imágenes nuevas a partir de todo aquello que forma parte de nuestra memoria.

Aunque esta habilidad se denomine visualización, la recreación o creación de una experiencia en la mente requiere el uso de todos los sentidos, no sólo de la vista. Por tanto, han de usarse también los sentidos del olfato, oído, gusto, tacto y quinestésico. Martens (1982) añade las emociones asociadas a las experiencias, de tal manera que el deportista cuando esté visualizando la recuperación de su lesión pueda experimentar las emociones de alegría y alivio que acompañan a la misma.
                    
Pero ¿cómo puede ayudar la visualización en la recuperación de lesiones?

23 de septiembre de 2013

¿Qué pasa cuando con quien compito es con mi compañero de equipo?.

Recientemente me preguntaban en un medio de comunicación lo que pensaba del fichaje de Raikkonen por Ferrari, ¿cómo le afectaría a Alonso tener como compañero a otro campeón del mundo?. Mi respuesta: en principio, no tiene por qué ser negativo.
 
De hecho, una práctica muy extendida es que los clubes fichen a los mejores jugadores, incluso en un mismo puesto, para mejorar el rendimiento del equipo, o los seleccionadores nacionales elijan a los mejores jugadores de su país para conseguir la mejor clasificación, siendo normal encontrar a muy buenos jugadores luchar por un mismo puesto. Por tanto, el problema no es la mayor o menor competencia por un mismo puesto sino cómo se gestiona, ya sea por parte de los entrenadores como de los jugadores.
 
Pero ¿cómo puede el entrenador gestionar adecuadamente a jugadores que luchan por un mismo puesto?.
 
En primer lugar, es importante que clarifique a los jugadores qué espera de la persona que ocupe el puesto, ya que de esta manera podrán saber qué es lo que se les va a exigir y a partir de ahí, podrán establecer sus objetivos. Por ejemplo, que sea un jugador agresivo, con gran intensidad, o que sea un jugador creativo, que marque el ritmo del partido, etc. Igualmente es conveniente que haya comunicación con ambos jugadores, explicándoles qué cosas realizan bien, cuáles mal y sobre todo, motivándoles para seguir esforzándose por conseguir el puesto.
 
Y los jugadores ¿cómo afrontar adecuadamente la lucha por un mismo puesto en el equipo?.

17 de agosto de 2013

Padres de deportistas, ¿cómo ayudar a mi hijo/a deportista rendir más?

Seguramente esta es una de las preguntas que más se hacen los padres cuyos hijos e hijas practican un deporte en el que empiezan a destacar. El gusto por el deporte, el orgullo de tener un hijo que destaca y la esperanza de que pueda progresar en él hacen que los padres se repitan continuamente esa pregunta y que intenten, con la mejor de sus voluntades, fomentar, animar, aconsejar y en algunos casos, entrenar a sus hijos.

Y es que el deporte, puede ser un nexo de unión entre padres e hijos, donde ambos compartan una misma ilusión y afición, generándose una complicidad y favoreciendo la comunicación entre ellos. Pero en otros casos, puede convertirse en un tema de discrepancia, bien porque el deportista le atribuya una importancia que los padres no compartan o bien al revés, que sean los padres quienes consideren muy importante el deporte, y su hijo/a no.

Cuando el deportista considera muy importante la actividad deportiva que practica y sus padres no, suelen darse una serie de circunstancias. En primer lugar, los padres no fomentan la práctica deportiva en sus hijos/as, éstos están apuntados a alguna actividad deportiva por hacer algo o por cubrir el horario laboral de los padres. Por tanto, no favorecen que su hijo acuda a los entrenamientos y/o partidos de forma regular, o si lo hacen, los padres no acuden a dichos eventos. Tampoco les suelen preguntar por cómo les ha ido, qué tal lo han hecho, etc. En definitiva, no están interesados en el tema y así lo manifiestan. En aquellos casos más leves, donde la actitud de los padres es de pasividad pero permiten el mantenimiento de la práctica deportiva, los deportistas suelen sentir cierta tristeza y decepción pero no suelen ver afectado su rendimiento. En cambio, en aquellos casos más extremos donde los padres no favorecen la práctica deportiva, el rendimiento se ve resentido ya que el deportista no acude a los entrenamientos ni compite, lo que a la larga puede incluso generar abandono.

Cuando los padres consideran más importante la actividad deportiva que el propio deportista suele generarse mayores problemas, afectando negativamente al rendimiento. Así, cuando los padres están muy motivados e implicados con un deporte suelen fomentarlo a sus hijos. Si esto se hace de forma insistente (e.g., ver partidos del mismo deporte, hacer regalos relacionados con ese deporte, hablar continuamente de él, etc.), puede provocar saturación y por tanto, desinterés en el joven deportista. Otro aspecto que influye y que está relacionado es la impaciencia de los padres por ver mejoras en el rendimiento de su hijo, lo que en muchas ocasiones, genera que los padres continuamente estén dando instrucciones o incluso entrenen aparte a sus hijos/as. Este aspecto es el más negativo ya que suele producir sobreentrenamiento, y por tanto, agotamiento físico y mental, disminuyendo el rendimiento e incluso pudiendo desembocar en abandono de la práctica deportiva. En este sentido, es importante que los padres asuman su rol de padres y no de entrenadores.

17 de julio de 2013

Características del deportista: TOLERANCIA A LA FRUSTRACIÓN.

En artículos anteriores, hablábamos de la importancia de las emociones del deportista en los procesos cognitivos que ha de poner en marcha al practicar su deporte. Pero las emociones también influyen en otras áreas como la motivacional. Este es el caso de la frustración, una emoción que si no es bien gestionada puede resultar perjudicial para el deportista.

Pero, ¿qué es la frustración?.
Es una emoción negativa que se activa cuando los deseos o expectativas personales no se cumplen. Es decir, cuando una persona no consigue lo que quiere. Por ejemplo, un tenista cuya estrategia de partido consiste en subir rápido a la red después de sacar, para presionar al rival y no lo consigue, se frustrará.

Si bien el carácter negativo de esta emoción es común para todas las personas, la intensidad de la misma varía de unas a otras, pudiendo generar desde cierto malestar hasta una furia incontrolable. En ese sentido, algunos autores plantean que la frustración aumenta la probabilidad de llevar a cabo acciones agresivas y violentas (Berkowitz, 1969; Baron, 1977). Por ejemplo, un jugador, al que le roban el balón e inmediatamente comete falta.

Igualmente las personas difieren en el grado en que son capaces de tolerar dicha frustración, distinguiéndose entre personas con:
·         Alta tolerancia a la frustración: Se caracterizan por aceptar que la vida no es de color rosa, que no siempre se puede conseguir lo que uno quiere y por tanto, afrontan los problemas y dificultades que van surgiendo, a pesar de las molestias o incomodidades que les puedan causar.
·         Baja tolerancia a la frustración: Se caracterizan por creer que la vida ha de ser fácil y cómoda, donde pueden conseguir todo lo que ansían sin esfuerzo alguno y donde la angustia y sufrimiento no tienen cabida. Por tanto, intentan evitar cualquier situación problemática que pueda generarles dicho sufrimiento y cuando no pueden evitarla, reaccionan de forma exagerada ya que no saben cómo afrontarla.

29 de mayo de 2013

Entrenadores y liderazgo ¿siempre van unidos?.

Cuando nos preguntamos por las cualidades que ha de tener un entrenador exitoso parece que existe una clara coincidencia en señalar que una de las más importantes es el liderazgo.
 
Pero ¿qué es el liderazgo?

Si bien es un tema que ha despertado un gran interés no sólo en el ámbito deportivo sino también en el gerencial, político, etc., no existe una definición única del mismo. De hecho, Stogdill (1974), uno de los autores que más ha estudiado el tema, señaló que “existen tantas definiciones de liderazgo como personas que han tratado de definirlo”.

De acuerdo con Hernández y Canto (2003), esta diversidad de aproximaciones puede ser debida al tamaño del contexto social sobre el que se ejerce el liderazgo. Las definiciones referidas a líderes de grandes grupos como por ejemplo, el presidente de un país o de una empresa multinacional, se centran en el carisma o en la consecución de objetivos por parte del grupo. En cambio, cuando se refieren a líderes de grupos pequeños, como ocurre con los entrenadores, las definiciones ponen el énfasis en la relación entre éste y el grupo o la influencia mutua.

En ese sentido, por ejemplo, Barrow (1977) considera que el liderazgo es “el proceso conductual de influencia entre individuos y grupos en el logro de sus objetivos”. Weinberg y Gould (1996) especifican que un líder “es aquel que conoce las metas del grupo, proporcionándoles la dirección y los recursos necesarios a los miembros del grupo para alcanzar las metas establecidas”.
 
Según estas definiciones, para que un entrenador sea un líder ha de:

-       Establecer unos objetivos claros y realistas.

-       Dirigir a los miembros del grupo hacia la consecución de esos objetivos.

-       Potenciar aquellas virtudes de los miembros del grupo que permitan obtener las metas.

-       Gestionar las dificultades y obstáculos que se produzcan en el camino de tal manera que pueda garantizarse la consecución de esos objetivos.
 
Pero, ¿todos los entrenadores son líderes?

2 de abril de 2013

Las imágenes mentales en el deporte.

Hace unos meses hablábamos de la importancia del lenguaje interior del deportista y de cómo guía su conducta. Pero el pensamiento no sólo está compuesto de palabras, también puede estar compuesto por imágenes. Incluso, cómo señalan O´Connor y Seymour en su libro de Introducción a la PNL (1990), cuando pensamos en algo utilizamos nuestros sentidos internamente. Así, cuando un deportista recuerda su última actuación piensa en lo que vio, escuchó o sintió durante la misma, es decir, reexperimenta información en la forma sensorial en que la percibió en ese momento. Por ejemplo, hace un par de jornadas en la NBA, Miami Heat consiguió la victoria con un triple en el último segundo de Chris Bosh. Si pidiéramos a este jugador que recordara esa jugada, quizás volvería a experimentar la sensación de estar solo frente a la canasta, de mirar a su compañero y que éste le pasara el balón. Sentir que, al recibirlo, automáticamente sus rodillas se flexionaban y armaba el brazo, y todo ello sin dejar de mirar a canasta y al ver entrar el tiro, escuchar cómo la grada lo celebraba.
 
Si bien la mayoría de deportistas recuerdan actuaciones pasadas a través de las imágenes, no todos las usan para mejorar su rendimiento. ¿Por qué?

13 de febrero de 2013

La personalidad del entrenador.

En cualquier deporte, el entrenador es una pieza fundamental. Su misión consiste en que su/s deportista/s consigan rendir al máximo. Y para ello, no sólo ha de tener un gran conocimiento del deporte en cuestión, sino que ha de conseguir una buena sintonía con ellos. Cuando un entrenador consigue aunar estas cualidades, hablamos de un entrenador de éxito.
Pero, ¿qué características personales pueden favorecer el éxito de un entrenador?.

En primer lugar, hablaremos de las características motivacionales por ser el motor que empuja a las personas a realizar acciones. En mi opinión, los entrenadores de éxito se caracterizan por tener una alta implicación en la misión que llevan a cabo. Posiblemente porque les gusta, disfrutan con ello y por tanto, se esfuerzan por conseguirlo. En otras palabras, están motivados intrínsecamente.

No obstante, el éxito no sólo depende de lo motivados que estén, necesitan tener ciertos recursos mentales. Entre otros, la capacidad de planificación. Es decir, una vez que está clara la meta, hay que saber qué hacer para conseguirla y en cuanto tiempo. Para ello, ha de atender muchas variables a la vez (i.e., al planificar la temporada de un tenista, hay que analizar en cuantos torneos va a participar, cuáles son más relevantes, en qué tipo de pista se van a celebrar, cuando descansar, etc)  y analizarlas, por lo que también es necesario tener capacidad atencional y analítica. En este sentido, tampoco puede olvidar la posible presencia de obstáculos, ha de preverlos y anticipar posibles soluciones (i.e., varios partidos importantes en poco tiempo, lo que puede generar poco descanso en ese período y favorecer la presencia de lesiones). Sin embargo, no siempre se pueden anticipar todas las dificultades por lo que es conveniente que el entrenador posea cierta capacidad de reacción y de adaptación a la nueva situación (i.e., lesión de un jugador del equipo el día previo a un partido).

9 de enero de 2013

¿Competir o cooperar?

Muchos entrenadores de equipos deportivos se han planteado en algún momento de su carrera que era mejor para el rendimiento de su equipo fomentar un ambiente competitivo o cooperativo.

Esta pregunta ha sido objeto de estudio desde hace bastante tiempo en el mundo del deporte. Los primeros estudios se realizaron a finales del siglo XIX. Concretamente, Triplett (1898) observó que los ciclistas iban más rápido cuando corrían con o contra otro ciclista que cuando lo hacían solos contra el reloj.