Cada vez son más los profesionales de la sanidad y de
la educación que señalan la importancia y los beneficios de la realización de
deporte en la infancia y en la juventud. No obstante, ésta debe estar bien
dirigida por los técnicos deportivos y por los padres ya que si no, puede
convertirse en una fuente generadora de estrés e incluso provocar en los
jóvenes deportistas el síndrome de burnout o de “estar quemado”.
Pero ¿ qué es el síndrome de burnout?.
Según Pines, Aronson y Kafry (1981), este síndrome se
caracteriza por ser un estado de agotamiento físico, emocional y mental que se
genera cuando la persona está implicada en situaciones que le afectan
emocionalmente durante largos períodos de tiempo. Es decir, cuando se repiten o
se mantienen en el tiempo situaciones de presión emocional. Por ejemplo, las producidas
por el entorno que rodea al deportista (afición, club, entrenador, familiares,
etc.). Así, pensemos en el entrenador que sólo se fija en los resultados, en
los padres que exigen cada vez más a sus hijos. Sin embargo, a veces la presión
puede ser ejercida sin conocimiento. De hecho, son varios los padres que
últimamente se han puesto en contacto con nosotros para saber si presionan en
exceso a su hijo/a.
Para ello, conviene conocer que el burnout implica una pérdida progresiva de motivación, energía y entusiasmo, que da lugar a la aparición de un estado de fatiga y de una actitud pasiva, e incrementando la irritabilidad y la falta de confianza. En última instancia, puede ser causa de abandono de la práctica deportiva, de hecho, es uno de los principales motivos por los que los jóvenes deportistas dejan el deporte.